La infección de vías urinarias se define como la colonización microbiana de cualquier punto del tracto urinario desde la uretra hasta la corteza renal. Representa la segunda causa de infecciones, después de las respiratorias. Su frecuencia aumenta con la edad en ambos sexos sin embargo es mas común en las mujeres ya que en la vía de entrada ascendente a través de la uretra, la contaminación es común , considerando la anatomía genitourinaria en la mujer,
donde la uretra, vagina, recto y periné son cercanos y el arrastre microbiano por ende a humedad, infección vaginal, limpieza anal, actividad sexual, menstruación, uso de toallas sanitarias y factores hormonales predisponen a la infección. En el hombre es menos común sin embargo anomalías anatómicas genitourinarias, cálculos renales y problemas prostáticos son factores predisponentes.
Las poblaciones de mayor riesgo para infecciones urinarias son los recién nacidos, embarazadas, inmunosuprimidos, diabéticos, pacientes con litiasis renal, hipertensos, con vejiga neurogenica, mujeres en general y hombres mayores de 40 años. Los síntomas de las infecciones son variables dependiendo de la estructura afectada, las infecciones bajas son referidas a la uretra y vejiga (uretritis y cistitis), se caracterizan por ardor urinario, frecuencia miccional, tenesmo y dolor en el vientre bajo así como sangre en la orina. A nivel superior las manifestaciones de infección renal (pielonefritis), se caracterizan por dolor a nivel del riñòn, fiebre calosfríos, postración y malestar general acompañado o no de síntomas urinarios bajos. El diagnóstico se basa en el examen clínico y el apoyo de análisis de laboratorio, así como estudios radiográficos y ultrasonido renal, incluyendo en algunos casos revisión endoscópica.
El tratamiento oportuno y adecuado es necesario para evitar complicaciones inherentes que puede ocasionar daño irreversible en la función renal. En los casos leves el tratamiento con antibióticos y antiinflamatorios a dosis adecuada así como la corrección de hábitos higiénicos, ingesta de líquidos y educación miccional son suficientes. En los casos complicados, son necesarios los tratamientos con antibióticos intravenosos e incluso procedimientos quirúrgicos, cuando hay causas involucradas como càlculos o malformaciones anatómicas. No se recomienda la autopreescripcion es preferible consultar al especialista en Urología, para evitar fracasos en el tratamiento y complicaciones que puedan poner en riesgo la salud o dejar secuelas irreversibles.
Dr. Luis Ricardo Nolazco Muñoz
Cirujano Urólogo