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Un neumólogo pediatra es un médico que se especializa en el diagnóstico y tratamiento de bebés, niños y adolescentes con trastornos respiratorios crónicos, enfermedades de las vías respiratorias, problemas respiratorios relacionados con el sueño y enfermedades pulmonares.
Frecuentemente, los neumólogos pediatras se encargan de diagnosticar y manejar enfermedades raras en los pulmones. También realizan procedimientos como broncoscopias, y ayudan con respiración mecánica y terapia de oxígeno en infantes con complicaciones esperadas de la prematuridad.
Un neumólogo pediatra recibe pacientes en su consultorio. Sin embargo, debido a que su práctica es muy especializada, es común verlo en hospitales ayudando a pacientes internados de otros médicos neonatólogos, pediatras generales, o pediatras especialistas, que necesitaron de conocimiento más profundo sobre el sistema respiratorio.
Algunas de las condiciones más comunes que los neumólogos pediatras tratan son:
– Asma.
– Infecciones respiratorias agudas y crónicas
– Neumonía, bronquitis, bronquiolitis, etc.
– Infecciones respiratorias virales.
– Anormalidades pulmonares congénitas.
– Complicaciones respiratorias del reflujo gastroesofágico.
– Complicaciones respiratorias por inmunodeficiencias.
Secuelas respiratorias de la prematuridad.
– Displasia broncopulmonar.
Con frecuencia, las madres acuden con un neumólogo pediatra para determinar si las sibilancias que presenta su hijo son por consecuencia de asma o de infecciones pulmonares.
-Respira más rápido de lo normal
– Trabajo respiratorio excesivo
– La piel entre las costillas se proyecta a medida que respira
– Fatiga
– Tos anormal
– Hace ruidos roncos
– Falta de aliento durante la respiración
– Apariencia pálida, púrpura o azulada que puede comenzar alrededor de los labios
– Problemas de alimentación
Decimos que un pequeño padece de reflujo gastroesofágico cuando la leche materna o la fórmula regresan desde el estómago hacia el esófago causando irritación. En algunas ocasiones los bebés escupen vigorosamente o tienen “eructos húmedos”. La mayoría de los niños de entre 1 y 2 años son atendidos, pero en algunos casos los síntomas del reflujo gastroesofágico persisten. Los niños con trastornos neurológicos o del desarrollo, como parálisis cerebral, están en mayor riesgo de padecer reflujo esofágico con síntomas más severos y prolongados.
– Síntomas de reflujo esofágico
– Vómitos o derrames frecuentes, especialmente después de las comidas
– Sibilancia cuando el contenido del drenaje penetra la tráquea y los pulmones
– Hipo húmedo
– Regurgitación después del primer año de vida
– Irritación o llanto incurable después de comer
– No comer en absoluto
– No aumenta de peso
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